hombre-peonza

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Caídas a distinto nivel.

Caídas alevin, caídas amateur. 
Caídas fuera de juego, 
aun con defensa rezagada
escapando al pelotón. 

Y la roja te la llevas
y el Mayo amarillo. 

Caídas preescolar con babi verdiazul. 
Retiraron del mercado los rosas sin espinas. 
Y que poden, si aún queda, 
toda belleza sin daño. 

Caídas secundarias obligatorias. 
Caídas bachiller, alfiler
y el final, afilado. 

Caídas grado Celsius, 
a 451° Farenheit el Mercurio, 
Venus en vilo
Tierra en los ojos 
y tú 
que vienes de Marte 
y no de amarte. 

Caídas postgrado. 
Caídas con diagnóstico Titulitis de Postín, 
especialidad crónica
y de pronóstico terminal. 

Caídas de nivel
caídas desnivel
Caídas premio de consolación. 
Premios al fin y al cabo. 


Sin arnés

Voy armado, solo,
y con sólo mi piolet.

Excavarme rojo de rabia,
verde de rama
por alcanzar tus brotes
y beber tu savia.

Ya sin uñas escalarte
en acampada permanente
sin tienda.
Y ni entiendas
que sintiendo punzadas
por falta de oxígeno
respiro bocanadas
de combustión exponentánea.

Sea yo quien te escale
o sean tus soles quien me escalden.

Seca el mar,
que sea tu Meca.
Que si encuentro más montañas
tu sol-risa sea la meta.

¿Quién ascenderá tus montañas?
Pedirte más llama.
Más y más llama.
Que de mí
no dejes nada.

Cambio de hora.

Hoy, a las dos, no son las tres.
Sigo siendo uno.

En mi azotea somos más,
más de cien,
pero no hay cambio de hora.
Las luces no se encienden,
aún sirven la penúltima,
el cierre queda abierto,
algunos fuman,
somos humo,
me atrapan dentro.

Ahora, al cambio, no hay número,
huso horario
ni divisa equivalente
que equilibre éste muestrario
de trofeos de alevín:
amalgama con mis sueños,
insomnes,
por salir de su crisol.
-"Mi libertad se esconde en la música.
La música está
detrás de un cristal".-
Y no alcanzo el cristasol.

Y aún sin divisar
el cese de las voces,
con las del resto equidistantes,
sólo queda ser valiente.

Hoy
a las dos
no son las tres.
Sólo cambios,
a voces
y a deshora.


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