hombre-peonza

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Cambio de hora.

Hoy, a las dos, no son las tres.
Sigo siendo uno.

En mi azotea somos más,
más de cien,
pero no hay cambio de hora.
Las luces no se encienden,
aún sirven la penúltima,
el cierre queda abierto,
algunos fuman,
somos humo,
me atrapan dentro.

Ahora, al cambio, no hay número,
huso horario
ni divisa equivalente
que equilibre éste muestrario
de trofeos de alevín:
amalgama con mis sueños,
insomnes,
por salir de su crisol.
-"Mi libertad se esconde en la música.
La música está
detrás de un cristal".-
Y no alcanzo el cristasol.

Y aún sin divisar
el cese de las voces,
con las del resto equidistantes,
sólo queda ser valiente.

Hoy
a las dos
no son las tres.
Sólo cambios,
a voces
y a deshora.


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