Te entiendo,
yo tampoco creo en nada.
Pero no me vengas cada 18 a recordar.
A volverme reloco
y que pierda el hilo.
Que deje de estar cuerdo
como tú andas por tu vida: sin filo conductor.
Que sí, que fuiste
per-
fec-
ta.
Como el sol, como la tierra.
Y acabamos hechos mierda.
Sé que no quedamos en romper,
ni medimos las distancias.
Y no hacemos más que tonterías
desde que el reloj se nos paró,
justo a la hora de las despedidas.
Viviendo entre el ya no quiero quererte
y a ver cuando te odio de una vez.
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