sólo pido cambiar
la taza del váter de madrugada
por tus caderas al despertar.
De la palabra madrugar,
y su sospechoso parecido a madurar
nada cambiaría,
si así el día se alarga
y te me regala
desvestida.
A la palabra recordar
tengo miedo recorrer.
Y a la palabra recorrer,
mis manos y tu piel,
deben más de una acepción,
si no toda definición,
de palabras como placer,
enloquecer
o pasión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario