Me miras y me das las largas.
Y si me hablas
emites un invisible ultrasonido
que me altera y desorienta
y a los demás soy insensible y ego hundido.
Me antojo perro apaleado,
y si me haces un poco de caso
me colapso.
Porque,
qué vas tu a querer de mí
si carezco de pedigrí.
Cargo el arco y tenso cuerda,
pero me ato en corto
y no te ladro.
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