de agua helada al despertar
que lanzo a mi cara para decirme
que el día no espera por mí.
El sonido irónico
al degollar una litrona
que la convierte en manantial
de anticuerpos
antiproblemas.
Y nadar feliz
en un mar color: Tu pelo.
Pisar la calle a la salida del tajo,
pulsar el play y pausar mi pulso
para que la música camine por mí.
El primer y brutal,
más que trago, estrago de agua,
del que libero a mi garganta
cualquier día de resaca.
Grande
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